Pasitos de gigante
Vi a algunos de ellos caminando en el muelle mientras esperaban ser evaluados antes de su cirugía.
Vi a dos de ellos caminando por el pasillo dirigiéndose hacia su unidad el día antes de su cirugía, sus cabezas apenas tocaban mi codo, sus piernas estaban dobladas y caminaban lentamente pero aún sonreían y me miraban directamente a los ojos.
Uno de ellos vino a caminar con mis pacientes mientras cantábamos y bailábamos en el pasillo, él caminaba más rápido y aplaudía con un ritmo perfecto, y cantaba fuerte y claro. Pasé por su unidad y vi tal vez 8 pares de pequeños yesos verdes en sus camas, pero me dio pena y no tuve el coraje de ir a reunirme con ellos. Ya han pasado por la cirugía, sus huesos fueron rotos para poder arreglarlos, sus piernas estaban dobladas y ahora están rectas, ahora van a poder mantenerse erguidos, pero no están listos, los huesos necesitan curarse para soportar su peso, los músculos necesitan descansar para poder estirarlos de nuevo.
Y hoy, mientras camino por el pasillo del hospital en mi día libre, me encuentro con ella. Tiene tal vez 5 años de edad, sus piernas están envueltas en pequeños yesos verdes, está llorando pero se agarra de su caminador con fuerza, y está erguida, quieta, de pie. Tres personas están allí con ella, alentándola, pero no veo a su mamá. Su mamá solo está caminando por el pasillo, pero tal vez ella piensa que su niña es lo suficientemente fuerte como para comenzar a caminar hoy, tal vez sea demasiado doloroso para ella ver llorar a su pequeña niña.
Me siento a su lado y comienzo a orar en voz baja, pidiéndole a Jesús que la ayude a mover sus piernas; ella sigue llorando, tal vez duele, tal vez tenga miedo de lastimarse más si se mueve, pero este es el día. Y luego, ella da un paso. Un pequeño paso y los cuatro casi gritamos de alegría, y de repente estoy de rodillas justo frente a ella, mirándola a los ojos y diciéndole que puede hacerlo. No hablo su idioma, pero eso es todo lo que puedo hacer, arrodillarme junto a ella y celebrar cada pequeño pero poderoso paso que da. Ya no llora, y cada vez que su mamá pasa por nuestro lado, sonríe, sabe que su niña ha empezado a caminar y está orgullosa de ella. La niña con yesos verdes llegó a la puerta que habíamos puesto como meta, su fisioterapeuta está contenta y dice que lo hizo incluso mejor de lo esperado, y todo lo que hizo fue dar 10 pasos, 10 pasos pequeños hacia adelante con sus nuevas piernas rectas. Después de estos primeros 10 pasos, su sueño de caminar erguida es ahora su nueva vida, lo imposible se ha vuelto realidad, el dolor resultó no ser imposible de soportar y ahora ella sabe de lo que es capaz.
Hemos estado en Guinea durante 3 meses. La vida en el barco se ha vuelto bastante normal y mi compañera y yo ya aprendimos a hacer nuestro trabajo bastante bien, estamos muy contentas aquí. Las enfermeras que entrenamos a finales de agosto ahora vuelan solas, algunas ya se han ido, otras todavía están aquí y cada una de ellas brilla mientras cuidan a nuestros pacientes. Nuestros traductores locales están felices y se siente cómodos con sus responsabilidades, nos recuerdan las cosas que deben hacerse y me siento orgullosa de ellos. Siguen llegando nuevas enfermeras, nos encanta conocerlas, guiarlas durante su primer día en el barco, y mientras se encuentran con una variedad de personajes y personalidades, todas aprenden a trabajar juntas y a ayudarse mutuamente.
Yo también he estado aprendiendo cosas nuevas. Ahora puedo ayudar con el sonido y los equipos de video en reuniones, servicios de adoración y conferencias, hago parte del equipo de alabanza y también formo parte del Equipo de Emergencias Médicas. Estoy disfrutando de mi hermoso pequeño grupo de amigas y hermanas, nos reunimos una vez a la semana para ponernos al día y orar, esperamos comenzar un estudio bíblico pronto.
Estoy agradecida por tener la oportunidad de seguir trabajando en la unidad de cirugía maxilo-facial, cuidar a los pacientes me mantiene conectada con la verdadera razón de estar aquí, servirles pone todo en perspectiva. Necesito eso. Después de casi un año de estar lejos de lo que solía ser mi hogar, y meses de solo ver a mi familia a través de una pantalla, es fácil distraerse con pequeñas cosas que intentan robarme la alegría. Pequeñas cosas como extrañar mi país y todo lo que eso significa. Podría escribir un blog completo de todas las cosas que extraño, en realidad está en uno de mis borradores ahora mismo. Pero eso no es lo que quiero escribir aquí. Mi último post fue hace varios meses. He estado tratando de encontrar qué escribir, y muchas veces simplemente pienso: "La vida es normal aquí, ¿qué podría decirle a la gente?"
Es increíble lo fácil que me acostumbré al lugar y a las personas que me rodean. Y a medida que me acostumbro, me doy cuenta de lo fácil que es para mí comenzar a quejarme, y olvido lo agradecida que puedo estar por vivir y servir en el barco. Ahora entiendo cuánto tardan mis pacientes en recuperarse de sus cirugías y volver a casa. Sonrío y los apoyo mientras se acostumbran a sus nuevos rostros, pero es algo que ahora comprendo y asumo que debería seguir sucediendo. En mis días libres, mi tiempo "para mí", hay una línea muy fina entre recargarme de energía y volver a conectarme con Dios, mis amigos y mi familia, pero mi tiempo "sola" también puede convertirse en la oportunidad para sumergirme en la auto-compasión. El egoísmo y la depresión están ahí, listos para distraerme del panorama general. Las vidas cambian día a día aquí. Todos los días los ciegos pueden ver de nuevo, lo "feo" y lo "aterrador" se vuelve hermoso, los que caminaban de rodillas o que ni siquiera podían caminar, ahora caminan.
Y hoy, conocí a la niña con los yesos verdes. Sus pequeños pasos trajeron lágrimas a mis ojos y mi corazón quería explotar de alegría, se reavivó en mí la llama de esperanza que a veces ha intentado apagarse. La conocí justo después de que me reuní con mi supervisora para decirle que después de ayunar y orar durante 40 días, decidí extender mi compromiso con Mercy Ships por dos años más. Mis ojos intentan llenarse de lágrimas ahora mismo. Este año es el 40° aniversario de Mercy Ships, y nuestra forma de celebrarlo fue ayunando y orando durante 40 días, mirando hacia atrás para seguir adelante. Oramos dando gracias por todas las cosas increíbles que Dios ha hecho, por Su guía y una fe más fuerte para el futuro que Él ha preparado para nosotros y para las personas a las que quiere que sirvamos.
Pronto completaré un año a bordo del barco, y estoy muy agradecida por cómo Dios orquestó todo para traerme aquí. Decidí ayunar y orar pidiéndole a Dios que me mostrara Su voluntad y me guiara sobre mi propio futuro. Dejando de lado las emociones que vienen y van, mi llamado y propósito aquí no han cambiado. Todavía creo firmemente que este es el lugar donde debo estar, viviendo y trabajando con una comunidad multicultural que ofrece esperanza y sanidad a las personas más pobres a través de cirugías gratuitas. No somos perfectos, hacemos lo mejor que podemos, cometemos errores; a veces, estar aquí duele más que otras, pero Él es el que hace que todo obre para bien (Romanos 8:28); Él es el que puede hacer mucho más de lo que pedimos o imaginamos, de acuerdo con su poder que está trabajando dentro de nosotros (Efesios 3:20).
Al ver los primeros pasos de la niña, me vi como ella. Algunos pasos han sido tremendamente difíciles, dolorosos, aterradores, frustrantes, pero incluso si es solo un pequeño movimiento hacia Dios, Él sigue diciendo: "¡Sí, pequeña! ¡Vamos! ¡Puedes hacerlo! ¡Lo estás haciendo muy bien! ¡Yo creo en ti!"
Dios es un padre feliz y orgulloso, y quiero seguir dando pasitos de gigante hacia Él, hacia otros dos años de servicio como enfermera en el Africa Mercy.
¿Te unirías a mí en oración? Si has estado presente durante este primer año de mi vida como voluntaria en Mercy Ships, es posible que sepas que Dios es el que paga todo lo que necesito, así que volvemos a ese lugar, a esa oración, pidiéndole que provea para mis tiquetes aéreos para visitar a mi familia en Colombia, y que provea para que yo pueda seguir sirviendo en el barco, cubriendo mis cuotas mensuales y mis gastos personales. Pero, si quieres orar mejor, ora para que Dios mantenga mi corazón en el lugar correcto, confiando en Él y disfrutando cada día con Él, sin importar dónde esté y sin importar lo que esté haciendo. Él es mi Padre, mi Proveedor y mi Líder, solo quiero seguirlo a Él.
¡Aquí hay un video sobre la historia de Mercy Ships y también una sorpresa genial al final! ¡Espero que lo disfrutes!
Gracias por compartir Susy. Estaremos orando. :)
ResponderBorrarGracias por permitirnos acompañarte en esta aventura de fe
ResponderBorrarSusy, gracias por mantenernos al tanto de lo que estas viviendo en mercy ships, en verdad es una alegría y un gozo saber lo que Dios hace a través de ti. Y oro a Dios para que te siga guiando, proveyendo y sosteniendo con su eterno amor y poder. La gloria y la honra sean para El. Un abrazo querida Susy.
ResponderBorrarQuerida Susy, hoy encontré un msj tuyo en la sección de recuerdos de Facebook y quice saber de tu vida pues la última vez que te vi eramos solo estudiantes de enfermería, y con gran alegría encuentro que te has vuelto inspiración y has encontrado un maravilloso propósito en tu vida y entonces lloro de emoción y te reconozco por ser una mujer valiente, apasionada y arriesgada pero sobre todo por entregar por completo tu corazón a Dios.. Solo nos vimos en la universidad un par de veces pero hoy me llega tu historia como un testimonio del verdadero amor para Dios - el servicio- Gracias. Dios te bendiga y te siga dando esas ganas tan inspiradoras de vivir para servir. Un abrazo desde Colombia.
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