Un corazón roto y agradecido para Navidad


Amo la Navidad, la oportunidad de celebrar el regalo más grande en la historia de la humanidad, el regalo del amor que viene a la la tierra a salvarnos, trayendo esperanza y alegría a nuestras vidas. 



También me encanta la Navidad porque a lo largo de mi vida, siempre ha sido una temporada muy especial con mi familia. Crecí  en una familia amorosa y muy unida (las lágrimas quieren volver, pero las voy a controlar), donde los regalos nunca fueron costosos, pero sí divertidos y útiles (gracias tía Emma por todas las medias, toallas y juego de sábanas), comida hecha en casa y siempre deliciosa, y villancicos e himnos cristianos fueron siempre formaron parte de nuestra  Navidad. 
Incluso cuando comencé a trabajar en el hospital, siempre pude descansar en Navidad y trabajar la víspera de Año Nuevo, durante 6 años seguidos. Así que el año pasado (como pueden encontrar en mi blog) fue mi primera Navidad lejos de mi familia, ¡y la segunda parecía que iba a ser igual de difícil que la primera!


Me duele no estar en casa para comprar regalos de Navidad para mis sobrinos. 

Me duele no estar allí para abrazar a mi abuelita y a mi tía en sus cumpleaños, a mis padres en su aniversario, a uno de mis mejores amigos en su cumpleaños, y a mis abuelitos en su aniversario. Extraño a mi familia extendida, nuestras tradiciones, nuestras guerras de papel de regalo, nuestras chistes malos, nuestra comida, extraño lo que somos cuando estamos juntos. 

Extraño mi ciudad, las luces navideñas y el clima frío y soleado. Extraño a mi mejor amiga y su familia. Extraño mi iglesia, cantar en español es algo muy especial que ahora valoro mucho más. 
La temporada navideña dolió este año porque me sentía demasiado lejos de mi familia, la nostalgia seguía creciendo cada vez más fuerte. La depresión regresó y me rodeó para hundirme, cubriendo la luz del sol, otra vez. El dolor iba y venía, especialmente en la noche y cuando trataba de orar. La culpa vino a acusarme por sentirme triste a pesar de estar en un lugar único, con el mejor trabajo, rodeada de personas maravillosas, y ser amada y salvada por el Creador del universo.



La voz de Dios me pidió que aceptara mi tristeza y que no me sintiera culpable por ello. El dolor y la tristeza son reales, tratar de negarlos solo lo empeora todo. 

Y luego, Dios me invitó a responder al dolor y la tristeza con agradecimiento, específicamente que diera gracias por mis amigos y amigas del barco, y me pidió que les diera regalos, pero yo no quería hacerlo. Sentía que estaba traicionando a mi familia por no enviarles regalos, y en vez de eso darlos a mis amigos aquí. Además, no tenía tiempo para salir y comprar cosas, pero Dios me dio ideas para hacer los regalos a mano, y expresar individualmente lo que siento por mis amigos. 


Comencé con quizás 2 amigas cercanas en mente, pero terminé escribiendo 21 tarjetas, haciendo 21 cajas de origami y compartiendo dulces de café colombiano con todos ellos. Mientras escribía en las tarjetas, quería animar a mis amigos resaltando algunos de sus muchos talentos y atributos, y las mismas palabras seguían viniendo a mi mente, y me sorprendió ver los increíbles y maravillosos amigos que Dios me ha dado. Estoy rodeada de honestidad, bondad, vulnerabilidad, gracia, compasión, sabiduría, diversión, buen humor, trabajo duro, paz, corazones de siervos, lealtad, fidelidad, fortaleza, perdón y sonrisas, todo ello envuelto en diferentes nacionalidades, idiomas y culturas.



Con mi corazón roto y adolorido traté de ser obediente, dando gracias a través de mis lágrimas. Dios no solo quería que le agradeciera a Él por mis amigos, sino que también quería que les agradeciera a ELLOS, para que mi agradecimiento fuera visible y real. Entendí el libro de Anne Voskamp, "The Broken Way". Ella escribe: "La acción de gracias precede al milagro ... el milagro ocurre al rompernos ... Un desafío para dejar que todos mis quebrantamientos se conviertan en abundancia. Rompe y regala. El camino roto ... El camino para encontrar la luz en la oscuridad es hacer que tu mano se extienda hacia afuera en agradecimiento, extiéndose para dar." Dios respondió de acuerdo con sus promesas, y trajo gozo y paz que se desbordaron en mi corazón. Él sanó mi dolor con mi propia gratitud.



"No hay un cuerpo físico de Cristo aquí en la tierra sino el nuestro. Ahora somos el único cuerpo terrenal de Cristo". Así que en Navidad, no solo quiero celebrar y agradecer a Dios por su amor y venir a la tierra como un bebé para salvarnos, sino también por dejarnos ser Su cuerpo. Agradezco a Dios por Su cuerpo, mis amigos, mi familia en el barco: mis hermanos, hermanas, mamás, papás, abuelos, sobrinos y sobrinas de todo el mundo, que me aman y me dejan amarlos. 



Le agradezco a Dios por darme dos compañeros de cabina que aceptaron con mucha alegría las tradiciones navideñas colombianas para celebrar conmigo el 24 de diciembre; estoy agradecida por todos los dulces y regalos que muchos amigos trajeron a nuestras puertas; estoy agradecida por todos los miembros de la tripulación que trabajaron muy duro para hacer que este mes fuera tan especial; estoy agradecida por cada voluntario que vino a esta barco para servir lejos de su hogar, conmigo. Estoy agradecida por cada paciente que hemos podido conocer y servir, por ellos vale la pena estar aquí. Le agradezco a Dios por todas y cada una de las personas que han invertido para apoyar esta misión, sin ellas esto no sería posible!!
Y finalmente, doy gracias a Dios por Mercy Ships, mi hogar lejos de casa.


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