Como CocaCola en el desierto.
Esta noche tuvimos una reunión especial. El grupo con el que estoy es de la iglesia "Grace Community Church". Uno de los miembros del equipo, Adam, vino a Haití el mismo día en que su tía falleció. Ella fue más que una madre para él, lo cuidó y lo defendió, peleó por su bienestar durante su infancia. Luego estos últimos años peleó por su vida contra el cáncer.
Adam perdió al ser que más amaba, pero por ella, en su honor, vino a Haití a servir y a bendecir a otros.
Desde que llegamos a PortoPrens (Puerto Principe) hemos estado juntos como equipo casi todo el tiempo, el único tiempo de privacidad es en el baño, dormimos en un cuarto grande para mujeres y un cuarto grande para hombres, comemos juntos, trabajamos juntos, jugamos juntos (hoy jugamos fútbol-soccer para los gringos :)).
Adam no ha tenido tiempo ni lugar para llorar la muerte de Sharon, ha tenido que posponer su duelo por estar aquí en Haití. Así que los líderes de nuestro equipo decidieron dedicar la reunión de hoy para ayudar a Adam en su duelo, acompañarlo en su dolor.
Fue una reunión muy emotiva, todos lloramos con él, oramos por él, los líderes del grupo lavaron sus pies, cantamos, y Adam nos contó la historia de Sharon, lo que ella significó para su vida.
Adam no pudo estar en el funeral de Sharon, pero sus palabras con nosotros fueron su despedida para ella.
Estábamos muy concentrados, nadie quería irse, cuando de pronto, apareció un cucarrón muy grande, los haitianos le dicen "24", porque si te pica, te quedan 24 horas de vida (no sé qué tan cierto sea).
Decidimos todos armarnos con nuestras flip-flops (chanclas en colombiano :D) y atacarlo cada vez q se acercara. De estar tristes y quietos pasamos a estar riéndonos y defendiéndonos con chanclas de un insecto volador. Finalmente un héroe logró darle al bicho y nos dimos cuenta que Dios nos había enviado una distracción para poder salir de la iglesia y seguir adelante.
Al salir de la iglesia, decidí tomarme una cocacola, normalmente no lo hago, pero aquí en Haiti, la sed es crónica. La saqué de la pequeña nevera, helada, burbujeante. Fue la mejor Coca-Cola de mi vida. Pensé en Adam. El tiempo que pasamos con él, pudo ser como una cocacola en el desierto, solo que 100mil veces mejor.
Por favor, oren por nosotros. Mañana vamos a un IDP Camp (internal displaced people) mucho más grande y pobre que el primero q fuimos. Habrá mucho trabajo, mucho sol, y queremos dar mucho amor.
Adam perdió al ser que más amaba, pero por ella, en su honor, vino a Haití a servir y a bendecir a otros.
Desde que llegamos a PortoPrens (Puerto Principe) hemos estado juntos como equipo casi todo el tiempo, el único tiempo de privacidad es en el baño, dormimos en un cuarto grande para mujeres y un cuarto grande para hombres, comemos juntos, trabajamos juntos, jugamos juntos (hoy jugamos fútbol-soccer para los gringos :)).
Adam no ha tenido tiempo ni lugar para llorar la muerte de Sharon, ha tenido que posponer su duelo por estar aquí en Haití. Así que los líderes de nuestro equipo decidieron dedicar la reunión de hoy para ayudar a Adam en su duelo, acompañarlo en su dolor.
Fue una reunión muy emotiva, todos lloramos con él, oramos por él, los líderes del grupo lavaron sus pies, cantamos, y Adam nos contó la historia de Sharon, lo que ella significó para su vida.
Adam no pudo estar en el funeral de Sharon, pero sus palabras con nosotros fueron su despedida para ella.
Estábamos muy concentrados, nadie quería irse, cuando de pronto, apareció un cucarrón muy grande, los haitianos le dicen "24", porque si te pica, te quedan 24 horas de vida (no sé qué tan cierto sea).
Decidimos todos armarnos con nuestras flip-flops (chanclas en colombiano :D) y atacarlo cada vez q se acercara. De estar tristes y quietos pasamos a estar riéndonos y defendiéndonos con chanclas de un insecto volador. Finalmente un héroe logró darle al bicho y nos dimos cuenta que Dios nos había enviado una distracción para poder salir de la iglesia y seguir adelante.
Al salir de la iglesia, decidí tomarme una cocacola, normalmente no lo hago, pero aquí en Haiti, la sed es crónica. La saqué de la pequeña nevera, helada, burbujeante. Fue la mejor Coca-Cola de mi vida. Pensé en Adam. El tiempo que pasamos con él, pudo ser como una cocacola en el desierto, solo que 100mil veces mejor.
Por favor, oren por nosotros. Mañana vamos a un IDP Camp (internal displaced people) mucho más grande y pobre que el primero q fuimos. Habrá mucho trabajo, mucho sol, y queremos dar mucho amor.
Comentarios
Publicar un comentario